No... No soy yo, definitivamente; es lo fétido lo
que se metió en mis uñas: huele a carne, huele a nervios, soy imperfección, mas
no humana.
Jodeme por atrás, arrancame el
pelo, dejá ser, dejá vivir, anotá un punto a tu favor, degollame cuando te vea
a los ojos, tapame la cara cuando el genio narcisista se encuentre consigo
mismo y el cristal le revele lo que quiere ver. El oráculo seguirá negro hasta
que abra los ojos, por ahora soy solo miedo, inseguridad, deseo y frustración.
Me agoto y siento, alucino, fumo
marihuana y espero, tomo cerveza y espero, duermo y espero, te veo y espero,
una y otra vez, ahogándome en sueños de palabras. Y la resultante direccional
marcando un ángulo negativo.
Soy carne, carne de nuevo, gusto
sabor a sangre, piel salada y ojos color café, un arrumaco, un malentendido, la
conclusión del porqué. Por ser humano, porque respiro, por eso mi autoestima,
por eso la mentira, por eso el conocimiento.
Ya me cansé de migrar a mis
adentros, me he quedado muda, sin nada que decir, sin nada que pedir, soy el
invento del siglo XIX, la caída libre más surrealista, la peor en los géneros
literarios, y aun así existo, bajo cualquier piedra, en ese lugar donde el
minimalismo nos alimenta (a mí y a mis demonios).
Mi sombra solía tomar café y
fumar cigarrillos ligth, un día de
aquellos, se suicidó y se llevó mi conciencia con ella. Caí en ese vertiginoso sueño,
en ese que pocos conocen y muchos afirman ver: ese lugar de posibilidades
infinitas, ese lugar donde la vida es otro personaje en la mesa
Hace mucho que no pongo los pies
sobre la tierra, hace mucho que no hablo con alguien, quisiera pedir ayuda,
pero esta fantasía híbrida y ese tentador calor subliminal me seducen y me
duermen.
No entiendo
No pienso
No escribo
No respiro
No existo